Preocupaciones y más preocupaciones. Una de cada seis personas a nivel global (1.1 billones de personas) experimentan un desorden mental o abuso de sustancias, lo cual ha repercutido enormemente en la proliferación de apps de meditación y entrenamiento físico.
Este es el fenómeno denominado como “The Anxiety Economy” (Economía de la ansiedad). El estudio publicado con el mismo nombre pone en evidencia cómo la inestabilidad y los trastornos emocionales han impactado profundamente la cultura y las tendencias emergentes a tal punto que han creado nuevas oportunidades de mercado a medida que los consumidores buscan navegar la tormenta.
¿Y cuál es uno de los temas más importantes que abarca el estudio? Pues sí, el bienestar laboral. Sin embargo, según el Global Wellness Economic Monitor 2018, el bienestar en el lugar de trabajo no es un concepto común en Latinoamérica y el Caribe. En su mayoría se extiende solo a aquellos colaboradores que trabajan para corporaciones grandes o multinacionales en países como Brasil, Argentina, Chile y México, y los programas son mucho menos sólidos que los ofrecidos por empresas de tamaño comparable en Estados Unidos y Europa.
Un número significativo de líderes de Recursos Humanos continúa considerando que el bienestar en el lugar de trabajo es sinónimo de seguro médico y licencia por enfermedad; sin embargo, existe un creciente nivel de interés por ofrecer beneficios de bienestar como parte de su estrategia de reclutamiento y retención de personal, así como mitigar el impacto de los alarmantes datos de estrés laboral o burnout en la región.
México, por ejemplo, tiene el primer lugar en estrés laboral o síndrome de burnout (75%), por encima de países como China (73%) y Estados Unidos (59%), de acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Aún así, estimaciones de Global Wellness Institute evidencian que solo 5% de los trabajadores en Latinoamérica tienen acceso a programas y servicios de bienestar que pudieran aminorar el estrés, la depresión y la ansiedad que genera el trabajo.
Por otro lado, según el reporte de Global Trends 2018 de Deloitte, existe una gran disparidad entre lo que los colaboradores piden y lo que los empleadores están dispuestos a dar. Así, por ejemplo, 86% de los trabajadores piden horario flexibles y solo 56% de los empleadores lo ofrecen. A 60% le gustaría asesoramiento profesional de salud mental y física pero solo 35% de los trabajos lo proveen.
Pero, ¿por dónde comenzamos? Josh Bersin propone 4 aristas en las que pudieras concentrar tu nuevo programa de wellbeing y con las que por seguro tendrás un resultado altamente positivo en la organización:
Bienestar mental: considerar los factores psicológicos que pueden estar afectando la salud de tus colaboradores es esencial. Sin embargo, el bienestar mental no solo se trata de reducir el estrés o hacer frente a los primeros síntomas de burnout. Los esfuerzos por desarrollar la resiliencia mental también van asociados con promover sentimientos de pertenencia y propósito entre los colaboradores, así como hacerlos sentir valorados y reconocidos por el trabajo que realizan en el día a día.
Bienestar físico: los programas corporativos de bienestar físico han existido por tanto tiempo como puedo recordar, pero las metodologías tradicionales, como ofrecer descuentos en membresías a gimnasios, ya no son suficiente. Generalmente, cuando pensamos en programas de bienestar físico, tendemos a analizar cómo promover un ambiente saludable mientras los costos de seguro de salud se mantienen al margen. Necesitamos, sin embargo, crear programas innovadores, no solo en la forma en la que los ofrecemos sino en la manera en que los colaboradores acceden a ellos.
Salud financiera: no importa cuánto ganen, la gran mayoría de los colaboradores luchan a la hora de planificar su vida financiera. El dinero es históricamente un importante disparador de estrés, distracción y disgusto. Analizar una forma en la que la organización pueda ser un soporte para la salud financiera del colaborador puede contribuir a aumentar los niveles de bienestar.
Familia y comunidad: por último, no olvidemos que el colaborador, más que un trabajador, es un ser humano con emociones. Pensar que su vida fuera de los límites del trabajo no afecta su desempeño es caer en un gran error. Un buen programa de bienestar permite que los trabajadores tengan la libertad de cumplir con sus otros roles de manera equilibrada o, incluso, integrada. Así, tener la flexibilidad de asistir a la graduación de su hijo, llevar su mascota al veterinario o felicitarlo por su matrimonio son acciones que incrementan el bienestar del trabajador y potencia su compromiso con la organización.
Espero que esta información sea de utilidad a la hora de armar el business case para implementar una nueva y renovada estrategia de wellbeing en el trabajo. Esta y otras acciones son esenciales para mejorar la experiencia del colaborador. Si deseas más información, puedes escuchar nuestro Webinar: Inclusión y Burnout: ¿Cómo los reconocimientos pueden ayudar?
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